Cuatro claves para vencer a una lesión. 

A lo largo de la vida, seamos o no deportistas, nos vemos atrapados en un proceso doloroso, invalidante, limitante que denominamos lesión.

Tras más de 20 años sufriéndolas en primera persona  como atleta profesional y ahora tratándolas como podólogo, he podido tipificar en cuatro las claves que debemos tener en cuenta para combatir una lesión con todas las armas posibles a nuestro alcance.

En este caso me voy a centrar en lesiones del miembro inferior que es mi especialidad,  pero esta síntesis se puede aplicar a cualquier parte del cuerpo.

Si observamos el esquema, podemos considerar que cada punto equivale a un 25 % de  posible mejora de la patología, siempre y cuando se lleven a cabo cada uno de los apartados correctamente y seamos eficaces en su análisis. 

Siempre explico a mis pacientes, que cuanto más porcentaje abarquemos, mayor será el porcentaje de éxito a la hora de combatir la lesión, por lo tanto, empecemos a desgranar la incógnita de “¿porque me duele?“ incógnita que a tantas personas frustra cada día. 

El punto 1 del esquema,  trata de entender que nos ocurre, tener un Diagnóstico Certero y comprender por qué ha ocurrido la lesión. Pero descifrar que patología tenemos, no es suficiente para completar el punto 1, debemos entender por qué se produce la lesión, y qué parte de nuestra biomecánica es responsable de que haya surgido ese problema. Para ello debemos observar los movimientos de cada una de las articulaciones comparándolas con el miembro sano y estudiarlas meticulosamente. Debemos observar esos movimientos, a cámara lenta si es posible, para poder apreciar pequeños detalles, que sumados pueden convertirse en uno de los puntos claves de nuestro dolor diario.

Poder dar un diagnóstico diferencial es importante, con esto me refiero a descartar correctamente otras posibles patologías que cumplan los mismos signos y síntomas que nuestra lesión, esto es crucial para acertar en el diagnóstico y comenzar con buen pie, nunca mejor dicho. 

Una vez sabemos que patología hemos desarrollado, debemos preguntarnos “¿por qué se produce?”

Tenemos que explicar al paciente con herramientas didácticas, por ejemplo; con un pie de huesos, con una lámina, con un dibujo… qué movimiento Biomecánico de nuestro cuerpo provoca el dolor, ya sea por impacto, por repeticiones continuadas, por calzado inadecuado etc.… de esta forma vamos a ser capaces de ayudarnos a corregir ese movimiento, aunque sea un defecto de alguna de estas articulaciones o incluso una deformidad.
El observarse a sí mismo tiene una repercusión muy positiva a la hora de la recuperación, por eso la explicación al paciente de por qué se produce su problema, debe de ser clara, con un mensaje directo que entienda cualquier persona que no tenga formación ni de anatomía del cuerpo humano, ni deportiva, ni de rehabilitación.

Es muy importante tener claro para dar un diagnóstico certero no será suficiente con un informe radiológico, podremos resolver la patología, pero no la causa, podremos disminuir el dolor,  pero no lo que lo provoca y en la mayoría de los pacientes estas lesiones son reiterativas dado que no desciframos la causa que las provoca. 

Segundo. Entrenamientos y hábitos

Para analizar y sacar partido a esta parte,  el profesional debe tener conocimientos de entrenamiento avanzados y formarse en distintos deportes, para poder ofrecer al paciente soluciones, correcciones técnicas, detectar errores en las fases de entrenamiento, aconsejar sobre el tipo de terreno más recomendable para realizar el ejercicio diario, la disciplina,  la alimentación, la técnica, en qué momento de la temporada se encuentra, incluso si no es deportista,  qué hábitos diarios tiene el paciente, cuántos kilómetros al día recorre andando, conocer qué esfuerzos extra ha realizado el paciente en las últimas semanas, (por ejemplo el camino de Santiago sin haber estado realizando una adaptación antes), todos estos puntos son importantes,  por lo que debemos tratarlos con muy buen ojo crítico, para poder realizar una anamnesis en toda regla. 

Tercer punto. El Calzado. 

Al igual que el punto anterior el calzado es una de las cuatro claves, que, bajo mi criterio, cuenta con un 25 % en la solución a nuestras lesiones.
En muchas ocasiones solamente con cambiar el tipo calzado tenemos éxito en el tratamiento . En este punto debemos tener en cuenta que cuanto más deporte hacemos o más horas de entrenamiento realizamos, más valor tiene el calzado que utilizamos. 
¿Qué tipo de calzado lleva el paciente? bota de fútbol, zapatillas de clavos de atletismo, botas de montaña,  zapatos mocasín, zapatos de tacón, ¿es o no es adecuado? Observar el desgaste del zapato o de la zapatilla es importante. ¿Qué materiales tiene  El calzado de nuestro paciente? , lleva contrafuerte,  es acordonado, cuál es su drop… ¿Está capacitado ese calzado para el peso de nuestro paciente? ¿Y es apto para la disciplina que está realizando? 

Todas esas preguntas debemos hacérnoslas y observar buscando cada detalle que pueda ayudarnos a la detección del problema. 

El aconsejar al paciente con un calzado apropiado ya sea técnico o no, es una labor que tiene que realizar el profesional informándose de las diferentes marcas y modelos que existen de zapatillas e incluso destripar alguna para conocer el interior de las mismas y sus materiales. Los profesionales más entregados,  incluso invierten en probar diferentes tipos de calzado de varias marcas para tener sus propias sensaciones y poder trasladárselas al paciente. 

Cuarto. Herramientas 

¿Qué herramientas tenemos  para solucionar la lesión?

En este apartado que algunos consideran aporta un valor de más de un 25 % , tenemos:
los vendajes, la rehabilitación por parte del fisioterapeuta conjuntamente en un equipo multidisciplinar, el fortalecimiento de la musculatura intrínseca y extrínseca del pie,  de la pierna y de la cadera, las ortesis plantares ( plantillas)  y por supuesto las infiltraciones y cirugías en casos en los que no hay soluciones por tratamientos no invasivos. 
Yo siempre comento a mis pacientes, que hay una parte del punto cuatro que es de obligado cumplimiento, y se trata del fortalecimiento. Nos vamos a quedar a medio camino de recuperar la lesión si, tras comprar una buena zapatilla,  acoplarle una plantilla personalizada para mejorar la pisada siempre tras conocer el diagnóstico, y si solo si fuera necesaria, realizarle una infiltración en caso conveniente… no fortalecemos esa debilidad que está provocando una descompensación que acaba provocando nuestra lesión. 

Espero que esta síntesis de cómo tratar una lesión os ayude a resolver vuestras dudas, y sobre todo a solicitar qué quien os trate, diagnostique y os ayude con vuestra lesión dé el 100 % de sus capacidades sin olvidarse de los pequeños detalles . 

Hipólito Montesinos Verdú, Podólogo y Atleta de Alto Nivel

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